G. D. OLMO GUILLERMO D. OLMO | MADRID Visto en www.abc.es y corregido por nuestros corresponsales... De niño estudiaba en uno de los colegios más caros deMadrid, en la zona residencial de Arturo Soria. Como recuerda «mis padrespagaban cien mil pesetas de las de entonces». Entonces era hace más de diezaños. Ahora, Borja Hoyos, el protagonista de esta historia, tiene ya 28 años yestá en el paro después de, como él dice, «haber padecido todas las modalidadesde la precariedad laboral». «He padecido todas las modalidades de la precariedadlaboral» HISTORIA DE UNA FICCIÓN II (Español, jeta… y en paro) La historia de Borja(Mari) es una historia triste pero, al igual que otras muchas historias, es una historia incompleta. Lo que Borja(Mari) calla, o su interlocutor omite -¿descuido, olvido o simplementemanipulación?- es que nunca vio excesivos los precios de los alquileres cuando su familia pagaba sus caros colegios gracias a ellos, cuando su padre, que Dios le tenga en su gloria, cobraba abusivos porcentajes por vender unos pisos cuyos precios eran ya de por sí bastante elevados. Ay!!! Borja(Mari) menos mal que, gracias al impulso de políticas socialdemócratas, España cuenta con un sólido Estado de Bienestar que te permite cobrar un subsidio de desempleo – y ya tienes que ser cabrón e hijo puta que, no contento con que tu padre evadiera impuestos, estás ya pensando en vivir del cuento sinpegar ni chapa: “si de lo que se trata es de recibir las migajas, mejor que sea sin trabajar”-. Un último apunte, si la crisis sirve para que “las clases sociales que hasta hace poco se creían vacunadas” tomen conciencia de la precariedad del empleo, bienvenida sea. Como dice un viejo proverbio chino: “o follamos todos o se pincha la muñeca”. PD. Hay que ser mal nacido Borja(Mari), tu padre te paga colegios privados para que no te mezcles con la calaña, ¿no te habría ido mejor si en lugar de comprarte un título por 6000 pavos hubieras estudiado en una universidad pública de calidad? Enviado por Waide. Joven, español, cualificado... y en paro
De poco ha servido la educación recibida y el título en técnico de imagen ysonido por el que, además de con su esfuerzo, tuvo que pagar 6.000 euros.Ahora, el sistema no tiene para él más que el subsidio del desempleo.
El caso de Borja es paradigmático porque refleja bien a las claras que eldeterioro del mercado laboral y las consecuencias de una crisis económica quelos responsables de atajar se han empeñado hasta hace bien poco en negar estádepauperando a algunas de las clases sociales que hasta hece poco se creíanvacunadas ante esta enfermedad. También porque acredita los desajustes delmodelo de crecimiento español basado en exceso en el sector de la construcción.
Y es que el padre de Borja era dueño de una inmobiliaria. Con lo que de ellaobtenía intentó darle a sus hijos la mejor formación posible y no escatimó ental propósito. Hace un año murió y su hijo Borja comprobó resignado que en lacaja de la empresa ya no había más que telarañas. Llegó el momento de unaemancipación forzosa para la que este joven apenas contaba con más recursos quesu fuerza de trabajo. El problema es que, para colmo, ahora no hay trabajo.
Contratos temporales y jornadas maratonianasBorja recuerdaahora cuál ha sido su singladura. Incluso antes de morir su padre ya vivió,como miles de jóvenes en nuestro país, de desempeñar oficios mal remunerados ypor debajo de su cualificación. Su vocación de ser técnico de imagen y sonidola tuvo que aparcar por la fuerza de los hechos. «Todo el trabajo que había eratemporal y siempre pagaban con retraso, así que tuve que optar por buscarmealgo de comercial».
Como comercial conoció a otros de los acompañantes habituales de losasalariados de la España del siglo XXI: los contratos temporales y las jornadasmaratonianas. «Como comercial trabajé durante dos años catorce horas al día».Hasta que le echaron.
Después de eso vino una procesión por diferentes empleos precarios en distintossectores de la actividad económica, desde los filtros de automoción hasta lapaquetería. En todos ellos, para Borja la experiencia ha sido tandesalentadora, que ha acabado llegando a una conclusión: «La empresa que mejorpaga es el INEM». Un planteamento que puede llevar a más de uno a pensar que,si de lo que se trata es de recibir las migajas, mejor que sea sin trabajar.
Borja vive ahora del subsidio del desempleo, con el que paga el alquiler delpiso que comparte en Colmenar Viejo con su novia, que es peruana, una tía deesta, una amiga boliviana y otra española. La vivienda y sus elevados costesson otro de los problemas que acucian a los muchos Borjas de este país.
Para encontrar casos similares no es necesario buscar mucho. En la mismafamilia Hoyos, la hermana de Borja, Lorena, padece la misma problemática. Elpróximo lunes finaliza su contrato de trabajo como administrativa, pero,explica, «ya me han dicho que no voy a seguir». Lleva dos años en la mismaempresa, encadenando contratos temporales. Como la ley obliga a que el próximocontrato que le hagan sea indefinido, el empleador no se lo ha pensado dosveces y, como se dice coloquialmente, la ha puesto en la calle, un lugar en elque están acabando cada vez más trabajadores. Como dice Lorena, «en estostiempos de crisis habrá que tener paciencia». Lo que pasa es que la paciencia,que se sepa, no llena despensas.
Borja(Mari), ¿nunca te preguntaste por qué nadie trabajaba en tu inmobiliaria más de dos años? La respuesta está en Lorena.
Cuanta razón tiene ...
LaS
11:11:00
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